domingo, 4 de septiembre de 2011

COWBOYS Y ALIENS. MEZCLADOS, AGITADOS Y ALGO POCHOS





Ir a ver una película que mezcla cowboys y aliens ya acojona lo suyo. Y eso que soy fan de los dos géneros. También me hacía gracia ver a Harrison Ford midiéndose en pantalla con el último James Bond, sobre todo teniendo en cuenta lo bien que le fue con el primero en Indiana Jones y la Última Cruzada. Con todo esto en mente, decido atrincherarme en la sala con un combo de palomitas y cocacola, rezar un padrenuestro y dejarme en manos del proyeccionista. Ya al principio, con sólo ver en los títulos iniciales que el guión lo firman seis personas, me llevo las manos a la cabeza y me temo lo peor. Y lo peor sucede.


La cosa empieza bien. Daniel Craig aparece solo y desmemoriado en un pueblo minero del salvaje oeste. Su personaje parece una mezcla de Jason Bourne y El Jinete Pálido: no recuerda nada, pero se las pinta solo para repartir hostias en defensa propia y ajena. Ronda por ahí una mujer bella y enigmática que parece conocer el pasado del protagonista. Harrison Ford es un cacique local con un hijo consentido bastante cabroncete. Y hay un pobre hombre que trabaja en el saloon y que es objeto de la burla y la ira de este. Me retrepo en la butaca. ¡Ya tenemos western bonito y entretenido, como los de antaño!


Pues no. A estas alturas de la película (apenas 15 minutos) ya se me ha olvidado que la cosa va de aliens. Y entonces una escena tan ridícula como aburrida en la que media docena de naves espaciales caza a los lugareños a lazo como si los cowboys fueran los aliens y no los cowboys, se carga toda la premisa argumental y convierte la historia en un sinsentido en el que ninguno de los personajes (no solo el interpretado por Craig) sabe qué cojones pinta ahí.

La mezcla de géneros no funciona. El conflicto entre los personajes, unidos todos como lelos contra la inverosímil amenaza exterior, se diluye. La motivación de los extraterrestres es tan absurda y peregrina como feo su diseño. Y, pasado el mosqueillo inicial, los cowboys parecen aceptar la presencia de naves y alienígenas con tanta naturalidad como si fueran vencejos silvestres. Luego llegan los indios, los antiguos colegas del prota y todos se unen contra los aliens.


Pim, pam, pum. Nos quitamos de en medio a los personajes que sobran del modo más chusco posible. Más pim, pam, pum. Se acabó la película.


Seis guionistas. Una mierda.


Calificación: 2/10

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