jueves, 13 de octubre de 2011

4 LIONS. ISLAMISMO RADICAL, MALA LECHE MODERADA

Los terroristas suicidas, así como los que quieren vivir tras cometer sus atentados, son un hatajo de hijos de puta descerebrados. Hasta ahí estamos todos de acuerdo (menos ellos, claro, pero si no no serían unos descerebrados). Estoy seguro de que muchos de los que leen este blog piensan que al fanático que asesina a un grupo de personas inocentes en pos de unos ideales absurdos (y generalmente falseados) deberían mandarlo a Plutón con un cohete nuclear metido en el ojete. Pero como eso no sería democrático ni constitucional, no nos queda otra opción que descojonarnos de su estupidez.


Eso es lo que el debutante Chris Morris hace en 4 Lions, una sátira desenfadada que coloca a los terroristas yihadistas al nivel intelectual de los adolescentes salidos de Desmadre a la americana o la más reciente saga de American Pie. Eso sí: sin tetas. Y eso que sin tetas no hay paraíso. ¿Entonces en qué quedamos?

Pero me estoy desviando.

El concepto parece atrevido y polémico (y sin duda lo es), pero el resultado final no. No hay nadie que pueda ofenderse con el visionado de esta película (con la excepción, una vez más, de los terroristas islámicos, cosa de la que me alegro en carne viva). En ella no hay ni pizca de sorna hacia las víctimas, ni se trivializa el acto terrorista. Simplemente se retrata a los asesinos como lo que son: una panda de tarados. De hecho me sorprende que esta película no se haya titulado en España Colega, ¿dónde está mi AK-47?

No me malinterpreten. La película tiene sus momentos brillantes y otros un poco más chuscos, pero no encarna ni por asomo el ejercicio de valentía que nos quieren vender. El director y coguionista nos cuenta la historia de un comando de yihadistas novatos que pretenden cometer un gran atentado para pasar a la historia y ascender al Paraíso (sin tetas, reitero). La carga dramática brilla por su ausencia, quedando el peso de la película sustentado en una serie de gags que van desde la sátira gruesa de un Aterriza como puedas a algunos diálogos subversivos a lo La vida de Brian haciendo una parada de abastecimiento en situaciones dignas de un Blake Edwards en horas bajas.

Quizás lo más divertido sea el potente e inesperado clímax, así como toda la secuencia final. Por lo demás, es una comedia eficaz que puede despertar varias sonrisas, quizás alguna carcajada y, por desgracia, ninguna reflexión. Una pena, pues el tema daba para más. Aunque hay que reconocer a Morris el talento para rodar una comedia solvente con un eje argumental tan poco cómico como es el terrorismo islámico.

CALIFICACIÓN: 6/10

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