lunes, 24 de octubre de 2011

SOMEWHERE. NADA POR AQUÍ, NADA POR ALLÁ.




La historia ya se la saben. Actor joven, guapo y triunfador a quien le basta con salir a la calle, abrir la puerta o descolgar el teléfono para que le colmen de atenciones, postres en la cama o despampanantes modelos dispuestas a saciar su apetito genésico a bocado limpio (o sucio). Conduce un Ferrari, sus películas son éxitos comerciales, va de hotel en hotel y no hay mujer que se le resista. Pero vive en una resaca y un vacío permanentes, tirado en la cama o en el sofá, fumando y bebiendo cerveza. Tiene una hija que vive con su madre, y en un momento determinado le toca hacerse cargo de ella. El resto pueden adivinarlo.

Sofía Coppola, que despuntó admirablemente con Las vírgenes suicidas y que triunfó con esa gloriosa oda a la soledad que es Lost in translation, no engaña al espectador con esta nueva película. Ya desde su primera imagen (un deportivo dando vueltas en un circuito) nos está diciendo que vamos a asistir a un espectáculo circular, reiterativo y vacío como pocos. Y es que este Somewhere es, probablemente, la película de hora y media MÁS LARGA QUE HE VISTO EN MI VIDA. Tanto es así que había algunos planos en los que cerraba los ojos y me iba al reino de Morfeo. Y al regresar… AÚN SEGUÍA EL MISMO PLANO. Se lo juro por la madre de Norman Bates, que no es broma.

A la Coppola le fascinan esos planos largos e inmóviles, esos silencios eternos, ese mostrar la soledad, la desolación, el vacío y la nada que rodean y habitan en sus personajes. Pero esto que tan buenos resultados le dio en su oscarizada fábula nipona se convierte aquí en un ejercicio de tedio que, al menos en el cine donde yo la vi, provocó huídas prematuras, risitas de desconcierto y una salva de bostezos que convierten El árbol de la vida en un film de Jerry Bruckheimer. La película retrata con rigor ese vacío existencial, pero el público va al cine a que lo estimulen, no a que lo aburran. Con decirles que a eso de la mitad estaba deseando que aparecieran por allí Tintín y Milú...

En serio, con el cartel de la película y el resumen del primer párrafo ya pueden decir que han visto la última de la hija de Francis. No se cansen sin necesidad.

CALIFICACIÓN: 4/10

2 comentarios:

  1. Bueno, yo, con mi proverbial lentitud, aún no he ido a verla. Pero, tío, me dejas bastante confuso con tu desanimante comentario. Y es que me gustó tanto "LOST IN TRANSLATION" que me resisto a hacerte caso. No sé. En fin, creo que me arriesgaré y la veré (en la sala 2 de los Renoir de Martín de los Heros, que me caen muy cerca).
    Un abrazo.

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  2. Ya sabe lo que dicen, estimado Teo: a cada artista le llega su San Martín. La Coppola tuvo su momento de gloria gloriosa; pero eso ya pasó y aún anda buscándose. Espero que se encuentre pronto. Le deseo ánimo con la película.

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