La cosa está basada en la crisis de los rehenes de Irán en el año 1979 y cómo un experto en rescates encabezó una misión para sacara de ahí a seis prisioneros fugados haciéndose pasar por productor cinematográfico en busca de localizaciones. La trama es tan rocambolesca que cuesta creer que esté basada en hechos reales, pero la película se preocupa en demostrarnos que así fue, aportando en sus créditos pruebas documentales que evidencian el cuidado de sus responsables por la recreación histórica.
El resultado es un thriller político de alto voltaje, de aspecto documental y con un uso inteligente de la tensión dramática. Yo, que no como palomitas en el cine desde hace dos meses (¡jodido dietista, ojalá te mueras!), me encontré con que en el tercer acto me había zampado una décima parte de mis propios dedos. Así de nervioso estaba. Pero la película combina además elementos cómicos que, lejos de resultar chocantes, se equilibran de maravilla con la trama de suspense. Secundarios de lujo como Alan Arkin y John Goodman se encargan de ello, mientras que, como es habitual, Ben Affleck se reserva el papel protagonista, que esta vez no es un lastre (en THE TOWN lo era) debido a su contención. Y es que este muchacho gana muchos enteros cuando se pone detrás de la cámara, pero también cuando se pone delante y no muestra la dentadura.
En ARGO hace las dos cosas, y lo hace maravillosamente bien.
CALIFICACIÓN: 8/10
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