jueves, 26 de enero de 2012

J.EDGAR


Se estrena J.EDGAR, la esperada película de Clint Eastwood. El último clásico.

Tras la chorradita spielbergiana de MÁS ALLÁ DE LA VIDA regresa el Eastwood intenso y perfeccionista, esta vez con la biografía del hombre que impulsó al FBI y lo convirtió en lo que es hoy: una oficina de investigación encargada de luchar con el crimen organizado en los Estados Unidos y con los gordos millonarios forrados a base de permitir la descarga de contenidos con derechos de autor.

Pero J.EDGAR es mucho más que eso: es la dramática lucha de un hombre contra sí mismo. Vemos sus flaquezas y su fortaleza, su implacable sentido del deber y la moral... y su fragilidad personal a la hora de afrontar una ambigüedad sexual difícil de asumir.

Eastwood nos trae un ejercicio de cine clásico, narrado con constantes saltos en el tiempo, pero de manera limpia y diáfana, logrando que el espectador no se pierda en ningún momento y sepa perfectamente si está en los años 40, los 50 o los 60. Lo hace con ritmo, con buen pulso, con pericia técnica y narrativa... y también con un pasote de látex y maquillaje que convierte algunos motivos supuestamente emotivos en un show de los Muppets.

Leo DiCaprio, prótesis al margen,  da un paso más en su obstinada carrera y demuestra que es un actor como la copa de un abedul.

Lo mejor de todo es que, pese a que parece saltar de un caso a otro, la película se sigue con interés y consigue combinar de manera equilibrada los aspectos personales del personaje con la trama política o de investigación (algo de lo que debería aprender la horrendísima LA DAMA DE HIERRO). El viejo Clint  nos ofrece una visión desmitificadora del dirigente del FBI, pero no se recrea en machacarlo, sino que enumera sus logros sin olvidar (incluso ponderando) sus múltiples carencias. Vamos, que no se pringa ni hace sangre, pero tampoco se mea de gusto. Habría que ver lo que hubiera hecho Oliver Stone con un material así. Pero, claro, el director de PLATOON últimamente mira más hacia el sur.

Para redondear la función, además de Hoover y su camarilla, aparecen otros personajes reales como Charles Lindbergh, Bobby Kennedy, Richard Nixon o Shirley Temple, para regocijo de los mitómanos.  ¿Y qué más les cuento? Pues que la música es el tema central de SIN PERDÓN mezclado con el único tema central que sabe componer Clint Eastwood. Y que los 137 minutos, pese algún elemento un tanto grotesco (como el maquillaje, por ejemplo) no se hacen pesados. Si acaso, un tanto desapasionados.

J.EDGAR me ha gustado. Pero no me ha vuelto loco.

CALIFICACIÓN: 7/10 

No hay comentarios:

Publicar un comentario